Que tan livianos pueden ser tus dichos
Aseveraciones de un futuro perfecto
Danzarinas letras comprando sus nichos
Con las mentiras que cubren su dialecto
Yo recito frases con una voz entrecortada
Pues sé que cada una tiene un contenido
Pero veo que de ti brota como cascada
Conjunto despojado de cualquier sentido
La boca libera sonidos sin ningún valor
El peso del juramento igual al de la pluma
El sentir se ha alejado de la voz del cantor
Recitando farsas, una silueta en la bruma
Ya a nadie encadena la estrofa declamada
Sociedad construida a base de promesas
La letra muerta que nunca fue enterrada
Es el cimiento de nuestra ilusoria certeza
Nuestra seguridad reside en vacío papel
Nuestras reglas escritas con tinta invisible
Libros en blanco llenan nuestro saber
Extenso texto que se ha vuelto inservible
Un susurro y un grito vueltos lo mismo
Emociones falsas plasmadas en la voz
Oídos acostumbrados al escepticismo
El sentido del discurso cambia veloz
Se ha vuelto inútil establecer las reglas
Ya que lo escrito no liga a la actuación
Las normas a nuestro error no enervan
Pues su cumplimiento no es obligación
Y así, nos empapamos de oraciones vacías
Muertas, antes de nacer de nuestros labios
Con su sangre brotando de nuestras encías
Iguales las del ignorante a aquellas del sabio
Igual se ha vuelto la del rey a la del arlequín
Argucia que con la realidad no concierta
Los mandatos de una ley cubierta de hollín
Una sociedad regida por la letra muerta.
Andrés Ruiz H.