Para no morir de aburrimiento
quise en el desierto sembrar
planté tres semillas gorditas
que bajo una roca encontré.
Me faltaba solo el agua
nunca las vería crecer,
reduje el pedazo de tierra
en el cual quería sembrar.
Abono en el desierto
difícil de encontrar,
animales que lo "fabriquen" ninguno pude hallar.
Con tosudez, el desierto no me iba a ganar
y las semillas mojaba
con agua y con mi llanto.
Fueron creciendo poco a poco
la niebla me ayudó
y entre los cerros distantes escuché su canto.
Salieron plantas muy rara
más era todo lo que había
y aunque no me gustara
tendría que con esmero,
cariño y tesón cuidarlas.
Pasarón raudo los años; cinco o seís,
quizás más y los árboles
empezaron a florecer.
Eran tres árboles de cobre
y me empecé a enriquecer.
Así fue que comprendí que cuando llueve
en el gran desierto del norte chileno
nacen nuevas minas,
todas llenitas de cobre
que a Chile le dan riqueza
hasta más no poder.
Y así como hay riquezas,
tenemos los terremotos
y los tsunamis también !!..
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Florentiono Novoa Saavedra.