De rodillas se viaja por la flor marchita,
disimulo ahogado en desolación
dime siéntate encima de mi corazón e inventa,
deja a las olas ser olas; déjalas tener su tiempo,
que bailen en su dirección,
que refuten al mar; que sean olas y nada mas…
siéntate encima de lo que queda de mi,
de la escarcha sin estrella,
del baúl sin trasfondo en una lágrima,
deja al viento que cante, que hable,
que tenga su tiempo,
deja que busque su camino, que lo halle,
escucha lo que el viento deja de ser…
quiero la verdad infinita de los espacios que nos articulan,
se esa pieza redonda que enrumbe,
deja que el fuego arda; deja que crezca ,
que refute al frio,
que sea fuego y nada mas…
se esa mentira necesaria para levantarse de esas rodillas,
se una base; una escalera infinita como el sabio viento,
es la historia del tiempo acordonado en el crecimiento…
Escucha lo que tu voz tiene que decir,
se tu; se una, se tu, se una,
refute al tiempo, a las espinas que rasgan tu corazón,
refútalas ahora ; se tu y nada mas…
Comienza a contar la lluvia,
allí está enamorada del pesar,
déjala que sea lluvia y se la lleve consigo,
a tus pies que no alcancen al sol;
vamos deja que caiga y se lleve la penumbra que te cocieron,
ahora que estoy aquí deja la vela exiliar lo irracional, lo humano,
permita a la luz ser luz; que refute a la oscuridad,
que sea luz y nada mas…
DANIEL AMAYA