Estoy en la playa en que una noche
con sonrisa displicente me dijiste:
soy ola, el mar me reclama
y mil barcos navegan hacia la luna
donde tengo mi puerto sin lugar para vos
El soplo de fuego que te llevó consigo
arrastró mis lluvias y mi calma.
Hoy sólo me queda el recuerdo
de la esplendidez de tus labios,
de tu cuerpo bruñido en resplandores
y de mis manos que se extendían estériles
pretendiendo alcanzar galaxias imposibles.
Hoy he vuelto a este lugar
a llenarme de brisas y a pensarte.
.