Lee esta carta, donde quiera que te encuentres…
Un día como hoy
despertaba de tan corto sueño
los días pasaron como
queriendo detenerse
como queriendo quedarse
para siempre
en el momento
que te veías respirar,
hoy hace dos años,
a esta hora aun
mirabas la vida
como una posibilidad
de existencia para ti,
mirarte un día antes
y decirte que
te llevaría a casa
me rompió el alma
me quebranto el
espíritu, te mentí,
perdóname,
no lo logre…
Al ser los mas pequeños
de casa, competíamos
en la vida, quizás
como un juego,
pero abandonaste
la libertad de respirar,
viviendo la agonía
de la ultima
gotita de vida,
la compartiste conmigo,
siendo esos tus últimos meses
comprobé que siempre
me habías dejado ganar,
comprobé lo mucho que
te importaba,
comprendí los consejos
que me dabas
para no lastimar a mama…
Recuerdo que te mostrabas
invencible antes tus retoños,
mostrabas esa frescura juvenil
que en tu rostro se reflejaba,
pensar que sin querer
decias adiós…
Cuidabas a mama y papa,
los protegías de nuestra
rebeldía de adolecente...
Gracias hermano, por ser
quien me enseñara
a respetar a nuestros padres…
Perdona mi cobardía,
al no decirte adiós cuando
estabas aun con vida,
te lo dije en tu regazo,
con un beso en
tu frente estrechando tu mano,
y una lagrima en tu torso…
Te extraño, te amo hermano,
y siempre vives en mi,
en mi corazón, en mis recuerdos,
al irte, no falleció el amor que te
envuelve en nuestros
recuerdos y a veces sueños…
Dedicado a Francisco Patlán H.
((11:45 am, 12 de septiembre 2009, te marchabas con las sabanas blancas que te cobijaron durante algunos meses, te marchabas dejando un mar de inquietudes, un océano de melancolías, dejando a papa y mama desconsolados; Gracias por regalarnos parte de tu vida con tus ocurrencias infantiles, nunca perdiste a ese niño interno, y yo nunca perderé tu recuerdo.. Te amo…))