Habitaré en un país
donde el dolor haya sido desterrado,
se cante con el alma
y se duerma con una sonrisa
en los labios.
Caminaré descalzo
sobre la curvatura de un arco iris,
y la lluvia sea de alegrías.
Me bañaré en un río de contentos
de aguas exquisitas,
perfumadas con las esencias de las rosas
y que el rumor de sus aguas
entonen el himno a la alegría.
Me casaré con la florista
de la esperanza
y tendré los hijos de la alborada.
Viviré eternamente,
entre un sol de luces celestes
y de una luna vestida de amores.
y seré feliz al fin
en un afortunado país,
donde el dolor fue abolido.