Más allá de la razón,
los límites y la presión,
más allá de lo correcto,
lo perfecto y lo superficial,
eres para mí lo esencial.
Más allá de lo ecuánime,
lo quimérico y lo irrefutable,
de lo precario y lo indiscutible,
eres verso indeleble,
eres piel intangible
e imperceptible.
Más allá de las noches
holgadas de frenesí,
tu piel azabache
con mis labios camersí
fusionan lo prohíbido y lo anhelado
para marcar el pasado.
Más allá de tu desdén,
de tu madurez emocional,
y de tu sensatez radical;
más allá de los reproches
y de las murmuraciones
estoy para amarte,
para fundirte.
Más allá de las palabras
y los sentimientos que existan,
quisiera que te enamores de mí
para revivir lo que a tu lado fui,
para ya no humedecer
nuestra cama con agua bendita,
para reconquistar el idilio,
ese que camuflado persiste
en el amanecer
y comienza al anochecer.