El Brillo de tu mirada, enceguecía mi alma
en colores verdes y amarillo tonos rugientes de esperanza.
Mi corazón temblaba, igual que una hoja, en una rama
seca de tanta ausencia ignorada.
Despertaba en mi la primavera, asolada de
tiernos y debiles capullos inciertos
que solo el viento respetaba
Duerme corazón tranquilo, porque el sol
no lo acorrala, ni los colores nacidos de
una energía eclipsada.
Temores pasan por mi lado
igual que carrozas endiosadas
avasallando con sus corceles
cada incontrolable mirada.
Tengo sed de amor nuevo
de ese amor candente derramada
y que en los corazones mustios
son amaneceres de cada mañana
que fluye ardiente por la mente
con el temor de su mirada.