Recuerdo aquella noche hermosa en que nos conocimos,
cuando tu rostro turbó mi pensamiento por completo,
nos hizo sus presas el amor y el deseo,
querer estar juntos, te lo insinué con sólo rozar tus dedos.
Todo fue muy hermoso es día,
un amor que nació en instantes, a primera vista,
con una caricia a tu mano y un roce de tu cuerpo,
con el perfume delicioso de tus cabellos.
Un amor que nació al mediodía,
momento coronado por tu sonrisa,
me dijiste hacia donde te dirigías,
a tu casa, esa que esta allá en lo alto de la colina.
Junto al cerezo rosa deshojado,
el que se la pasa las tarde ensimismado,
en el que vivimos muchos ocasos,
bajo su sombra, mirando el sol ocultarse abrazados.
En aquellas tardes que mirábamos la caída del sol lejano,
mientras las aves a sus nidos iban bajando,
nuestra ternura navegando en las olas,
el viento, a nuestro alrededor moviendo las hojas.
Días que aún hoy se repiten cada primavera,
cada que vamos al árbol en el que escribimos nuestros nombres en la corteza,
en esa tarde romántica aquella,
mientras caía lentamente la noche negra.
Amor por toda la colina derramado,
esa tarde hermosa, en el ocaso del verano,
donde vibra la luna que apenas va saliendo,
llegando a la cima donde nos damos besos.
Tardes que el amor las vuelve distraídas,
trayendo consigo una leve llovizna,
aire del tiempo que no llega todavía,
viene consigo la niebla doblando la esquina.
Noches que dormidos nos la pasamos despiertos,
sentimientos y amor que nacen desde adentro,
todo se refleja en tu mirada, se refugia en tus párpados,
cubren de luz el cielo los relámpagos.
Escuchando el oleaje de tu suave respiración,
desde aquél día cada noche es nuestra resurrección,
nos amamos más que aquella primera vez, ha crecido nuestro amor,
eres lo mejor que tengo en esta vida, la reina de mi corazón.
“Un día que todo comenzó con una mirada, con un roce con tu cuerpo, un paseo por la colina, primeros besos en secreto, una niña hermosa que se hizo presente cada noche en mis sueños, se apoderó de mis sensaciones, de mi amor, de mis pensamientos, se apoderó de todo mi ser, de mi corazón, del aliento que nace de mi boca, de los paseos maravillosos contigo alrededor de la costa, princesa dormida, ¡Te amo! En la luz, como en la sombra.”