En acéfala espera dilatante,
mi alma solo aguarda tu presencia.
Segura, que llegado aquel instante,
el corazón olvidará tu ausencia.
Tu boca, del amor hizo sentencia,
que aprisiona mi deseo apasionante,
condenada al impulso de esperarte,
no queda más, que implorar clemencia.
Te aseguro que me lleno de impaciencia.
¡El corazón te urge zozobrante!
...todo mi ser, te llama delirante.
Suda el amor, no deja de extrañarte,
te juro, que me agobia hoy la demencia.
¡Llegaste! ya presiento que retorna la consciencia.