En la acalorada noche de un mes estío
nace de repente sollozante este poema
sobre el blanco lecho de un papel vacío
abrumado de versos y huérfano de tema.
Contemplo fijamente todas estas frases
y me pregunto, ¿llegarán a ser eternas?
o ¿serán simplemente letras fugaces
simulando ser todas fantasmas de caverna?
Aún cuando sean mansamente fugaces
todas estas letras, todas estas frases
quedará en la mirada que este poema miró
el silencio de un ángel que en un verso murió.
Mucho más sigilosa, también inquietante
se ha tornado viciosa en este mundo galante
mi alma casi inerte encubriendo sus heridas
pidiendo congojada un minuto más de vida.
Ya el último suspiro se ha llevado mi aliento
dejándome a solas con todas mis frases
porque en ellas he dicho todo lo que siento
en esta última noche de vientos otoñales.
J.N.Q.