Mariposazul

EL CUENTO MÁS TRISTE DEL MUNDO

Los gatos solían reunirse una vez por semana, el domingo generalmente, en la calle más escondida del barrio.

Rodolfo, el más anciano tomaba la palabra para agradecer la presencia constante de todos.

Celeste, el más pequeño jugaba con las hojas secas, distraído por las mariposas.

Al día: “¿Los seres humanos se nos parecen?”.

Dijo Rodolfo: “Un amigo de mi abuelo vive con ellos, comen y duermen, como nosotros”.

Sombra, la más sabia: “Pasan las horas encerrados, sentados, sin hablar entre ellos. No son como nosotros.”

Celeste, con sus ojitos lindos color del cielo: “Yo conozco a un niño, es igualito a mi hermanito Nube pero no tiene nombre, ni edad, ni nadie. Y duerme con nosotros a veces, cuando llueve.

 Y come poquito poquito.

A mí me gusta.

Rodolfo: “ No lo vi nunca. ¿Dónde vive? Quiero verlo, llévame a su casa.

Y todos los gatos del barrio fueron a ver el niño sin nombre, sin edad y sin nadie .

“ Duerme” dijo Celeste. “Esperamos a que despierte ”.

Y se puso cerquita cerquita suyo.

Le dijeron los gatos adultos que el niño sin nombre, sin edad y sin nadie había muerto de frío y de hambre.

Celeste no les creyó, no lloró, se quedó tres días con él hasta que dos hombres con los ojos de vidrio le pusieron un paño blanco y lo llevaron lejos.

El gatito se dirigió a su calle, volviendo atrás la mirada triste, hacia su amigo sin nombre, sin edad y sin nadie.


Y decidió que los gatos son muy diferentes de los hombres.