Empecé a escribir otra vez
como el río que corre hacia el mar
o el movimiento de carnes y huesos
que provoca el andar.
Como las aves que con sus alas
se elevan para volar
o la melodía en los oídos
que hacen al cuerpo danzar.
Perdono a mi musa
por no encontrarme
siempre y cuando regrese
para salvarme
y que me lleve lejos
allá donde el cielo
pueda tocarme
y se produzca
este reencuentro
entre mi pluma
y tu hoja en blanco
para poder seguir
escribiéndote versos.