Amanece.
Entre riscos y arbustos la mañana se agiganta
para abrazar el cielo.
Es la hora de la luz y de pajarillos
tras la sintonía de la naturaleza.
Desde mi montaña, desanochece…
La sinfonía de trinos perfora la quietud salvaje de la montaña.
Es hora de yuré y oropéndolas para un festín ornitológico.
La hora de los panes y la bueyada
de tortillas y aguadulce; las vacas y su leche…
Es el baño dorado proyectado en la llanura.
Un rey elevará su corona desde el horizonte
hasta el cenit.
Desde mi interior, amanece.