Bajé de la montaña
deslizandome por los cerros,
cerré mi cabaña
para ir a recoger unos berros.
Crecen en profusión
a la orilla del río,
me paré en un remanso con emoción
a llenar la cesta de rocío.
Los lavé con agua cristalina,
estallaron de brillo
melodía azul cantarina,
con perfume sutil de tomillo.
Los llevé a mi cabaña,
la llenaron de aromas
aire fresco de la campiña,
que energiza mis neuronas.
Merche DemBar
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