Vi un niño igual a mí
que en forma altanera
rompió en el jardín
muchas flores nuevas.
A las plantas hay que dar amor
porque alegran con su belleza
eso debe enseñárselo su mamá,
su papá y también su maestra.
Las plantas son nuestras amigas,
son hijas de Dios también;
el niño bueno siempre las cuida
y dulcemente las aprende a querer.
Alejandro J. Díaz Valero