Sentado en la orilla de aquel rio,
Viendo pasar sus agua claras y calladas,
Mirando nervioso mí cedular,
Esperando que me anuncie tu llamada.
Así pase las horas junto al rio
Donde tu dijiste, te esperara,
Y asomo la luna entre las nubes,
Mas no vi llegar tu linda cara.
Sé que do sin batería mi cedular
Y no escuche tu voz al otro lado,
Me embargo la pena sin querer
Pensando que tú me avías engañado.
Quede, tumbado sobre las flores,
Que perfumaban la orilla de aquel rio
Y escuche el susurro de tu voz,
Cálida junto a mi oído.
Abrí mis ojos sorprendido
Pues no creí, lo qué veía,
Cuando tu boca como un fuego,
Encendió de pasión y amor la mía.
Me tapaste con tu cuerpo ya desnudo,
Las ranas callaron por un momento,
Las flores desprendieron sus perfumes
Y una nube de aromas cubría tu piel,
y mis deseos.
Te llene de besos y caricias
Busque mil formas para amarte,
Pero tú me subiste a los cielos…en un instante.
Se escucharon susurros y suspiros
Y el silencio de la luna embelesada
Aprendiendo de ti amada mía
De la forma tan hermosa
que tu, me amabas.
Autor Joaquín Méndez.
16/09/11. Reservados todos los derechos.