Todo el mundo conoce las estrellas, muchos de nosotros las hemos visto brillar en las noches, pero nadie sabe que piensan las estrellas, nadie sabe si a ellas les agrada el papel de iluminar el cielo de vez en cuando.
Esta historia, es casi real, es un relato con ciertos rasgos de misteriosa realidad y curiosa fantasía.
Hace miles de años hubo en el cielo una estrella inquieta y rebelde, que estaba cansada de brillar junto a las otras estrellas y pasar desapercibida aún ante las miradas más minuciosas de algunos observadores de universo. Ella quería ser ella, tener su propio brillo y su propia identidad, que la gente la identificara con sólo mostrar su brillo; No le gustaba la idea que la confundieran y la asociaran al resto de las estrellas que al igual que ella brillaban en el cielo.
Por esa razón una noche estrellada, aprovechando la confusión de tantos destellos juntos, decidió escapar, es decir bajar del cielo en busca de un lugar en la tierra que le permitiera desarrollarse y vivir con luz propia y crear un mundo de luz que brindará algún beneficio evidente para la humanidad.
Entonces una vez en la tierra, comenzó a buscar el mejor lugar para quedarse y cumplir con sus propósitos. Entonces llegó al bosque, pero no le agradó, ya que el destello de tantas luciérnagas voladoras opacaban su brillo, razón por la cual la asustada estrella se decía: “éste no es lugar para mí”. Luego probó suerte en el mar, pero al ver tantas estrellas marinas posando en las profundidades, con distintos tamaños y distintos colores, se sintió como una extraña, razón por la cual la angustiada estrella decía: “será que este tampoco es lugar para mí”.
Probó en el centro de la ciudad pero el multicolor destello de luces artificiales y avisos publicitarios exquisitamente iluminados la hacían parecer muy poca cosa, por lo que La arrepentida estrella decía: “será que definitivamente este no es mi lugar”.
Y así seguía probando en cada lugar de la tierra: en las montañas, en los jardines, en los parques, en las escuelas, y en cada lugar que llegaba, al final ya cansada nuestra valiente estrella terminaba expresando su frase conocida: “será que este no es lugar para mi ”
Nunca pensó en volver, estaba decidida a vivir su vida lejos de su cielo natal; entonces empezó a imaginar, cuál sería el lugar para ella aquí en la tierra. Entonces vio una isla, una isla abandonada que nadie visitaba, sólo estaba acompañada por un viejo faro que se mantenía firme haciendo guardia, en la oscura noche. “Allí está mi lugar, el lugar que he estado buscando desde hace tiempo” se decía muy contenta la solitaria estrella. Y mientras se colocaba en la parte más alta del faro, iluminaba completamente todos los alrededores y seguía diciendo: “aquí seré de gran utilidad a los viajeros, iluminaré la isla y seré perfectamente divisada y apreciada por todos los que lleguen a la isla” .
Y allí se quedó, cumpliendo su palabra, para llenar de luz y alegría, el sitio donde se plantó, y también lo más profundo de su corazón.