Jef

Caminar

Me acuesto con una daga en la frente

que escupe sangre con sal,

que escupe mi nombre.

Los días se me hacen polvo

en la palma seca de mi mano.

La noche se derrite de a poco

como una paloma de cera en llamas.

Yo no quiero los pies 

para llenarlos del barro del recuerdo

sino para beberme la tierra

paso a paso.