Mis pasos han sonado
en la quietud
de un cuarto adormecido.
Ha retumbado el sonido
entre cuatro paredes
hasta llegar a las espadas
que cuelgan cruzadas
en la pared de al frente.
El sonido no miente
y ha dicho
que estoy dormido.
Sueño con los ángeles
de cara pálida
que adornan el sacro
del recuerdo.
¿Cuántas noches
sin penumbra?
y sólo pregunto ....
¿Por qué has traído
flores rojas a
mi tumba?.
Soy guardian de un camino
sin retorno,
no quiero flores
ningún adorno.
Porque, parado bajo un farol blanco,
sobre una banca verde,
veo pasar cada día
el ataúd pesado
llevando el cadáver
de un amor
que yace muerto
en el pasado.