Inútil negar lo evidente…
Inútil negarse y soñar…
Inútil tener fe en el inclemente…
Inútil tanto llorar…
La sangre brotando del pecho abierto…
La vida escapándose en el viento…
Los ojos abiertos con desconcierto…
Y una súplica silente en el último aliento…
El dolor, desgarra con saña…
Un corazón que ya está muy herido…
Mientras la tristeza, se instala y se amaña…
En el cuerpo maltratado y por el frío aterido…
Horas de angustia e incertidumbre…
Horas vacías y de intenso dolor…
Mientras la culpa y la ingrata costumbre…
Obligan en silencio, a negar el amor…
Recuerdo de llanto y también de risas…
Imágenes confusas de negación…
La vida pasó con excesiva prisa…
Sin tiempo de vivir una ilusión…
Como un animal salvaje agazapado…
Acecha la muerte en un rincón…
Ladrón inclemente y encapuchado…
Que apaga los latidos del corazón…
Rodeados de angustia y de miseria…
Trajeados de pena y de dolor…
Dejamos atrás a la materia…
Y sin querer dejamos, también al amor…