Luisa Arias Soto

Mi Ángel Caído

Mi algel caído,

 el que me dio sus suspiros aquella noche que bajo a visitarme,

 entre caricias y besos celestiales me sacaste de mi mundo,

el que crei resguardado por los siglos.

 

 

Tus alas condenadas a ser negras por una libertad

enigmatica la misma que elegiste,

predicha entre dioses y estatuas inmoviles,

 vienes y me envuelves en ellas

y volando te marchas entre las noches

de pragmaticas estrellas.

 

 

Oh espíritu celeste que a la vista te ves glorioso,

 soñado entre camas de nubes,

 vagando entre sueños pérdidos,

devorados entre codicias de hombres.

 

Tus besos letales clavados en mis labios,

son una perdición

en la que estamos cayendo los dos,

ya tus alas no me levantan

se van a terminar destrozando

por el peso de las leyes naturales.

 

 

Los ángeles no bajan en el mundo de los hombres,

solos se van sentenciando en un desfile funebre,

en el crujir de los pensamientos desdichados

en los cementerios de las memorias

y en los relámpagos que centellan entre

las tormentas de las historias.

 

 

Solo fuiste una ilusión de algo que pudo haber sido hermoso

y que rápido perdió su forma de ángel para convertirse en

un demonio de pasiones.