han-jael

HIPOCRITA...

 

Confieso que fueron tus besos

el embrujo con que me atrapaste,

tus labios suaves,

tus palabras sinceras,

tus caricias.

Que ingenua,

que ingenua que siempre fui

creyéndote un caballero,

pensando en la fortuna que el Dios

me había preparado,

y todo era flores

y ensueño

y yo princesa,

pero al saber tu traición tan cobarde

me di cuenta que ni tu eras caballero

y que ni yo podía ser princesa,

que eran falsas tu promesas,

que todo tú, eras una mentira.

Llorar? A quien le sirve?

Yo no lo hare,

no por insensible,

hace tiempo que estoy marchita,

hace tiempo que traigo

quebrado el corazón,

quizá sea mi alternativa sentir rencor,

pero decido hoy

dejarle al tiempo su trabajo,

ni voy a vengarme

ni te hare reclamos,

te pensare,

te pensare tan hondo,

sin comprenderte

ni estudiarte

solo miraré tu rosto,

anhelando esos labios

que jamás imagine besar.

Quizás, no para olvidarte

pero si para recordar

que no todo es lo que parece,

solo para recordar

tu carita falaz.