Y llegaste tu, preguntando porque esa forma de mis miradas, sonrío y callo, me pierdo en el azulado de tus pupilas, mientras el viento trata de distraerme moviendo tu hermosa cabellera hasta tu rostro, respiro profundo hasta llenar mis pulmones de aire, mismo que lleva consigo cada partícula del aroma que emana de tu cuello, que emancipa tus labios y me permite ser un ladrón de tus besos. Llevo conmigo la silueta de tu cabeza recostada en mi pecho, traigo a recordación, cada sonrisa que envuelta en un manto de timidez, pide a voces la aceleración del tiempo para justificar tu sentir, para fortalecer lo que ya existe. Me envuelvo en tu hermosura, al compas en que mis deseos penetran en tu adentro buscando una explicación de aquello que ha logrado hacer que esto nazca en mi, sucumbo con las constantes emociones, disfruto, y agradezco, porque llegaste tu, con tu seducción tímida, con tus encantos en bruto, vuelvo y te repito que lo disfruto, porque en el trajín de la vida, allá donde la curva casi termina, aparece una ilusión cuasi perdida, donde no se vislumbraba la luz, a ese lugar incognito, llegaste tu.