Entre dos bellas montañas
ocultas preciado tesoro,
dos bellas colinas engalanan,
a tu cuerpo soberana.
Tus dos lindos capullos
de belleza y esplendor,
los que muestras con orgullo´
y los defiendes con honor.
Eres clavel, eres rosa,
de un hermoso jardin,
tienes el cuerpo de diosa,
con delicioso ebullir.
Dejas en mi una huella
de amor y frenesí,
te quiero hermosa doncella,
que adornaste a mi querer.
Por: Manuel Palacios.