Después de varios siglos
amaestré a mi cabeza
para que al fin se decida
a ordenar la pieza
y mirando el desastre
donde estaba durmiendo
descubrí que era hora
de hacer el remiendo.
Primero que nada,
por dónde empezar?
por la ropa tirada
o el sucio placard?
Por la ropa tirada,
decidí de improviso,
si ya no recuerdo
que color era el piso!
Y empecé la juntada
de ropa a lavar,
de hojas tiradas,
de mugre ancestral,
saqué mil pelusas
y potes vacios
de cremas, shampoes,
perfumes de estío.
Encontré un sombrero
que creí no tenia
además de dinero
para mi alegría.
Encontré arañitas
saque hasta una rama!
y el cadáver de un amante
de abajo de la cama.
A la silla atestada
de ropa sin guardar
la vacié rapidito
camino al placard,
pero al abrirle la puerta
con mis prendas post plancha
quede sepultada
bajo una avalancha.
Igual no di tregua,
muchas cosas tiré,
mucho polvo saqué,
mucho...estornudé.
El trapo quedo negro,
mis rodillas cansadas,
el pelo enmarañado,
la habitación, inmaculada!
Quedo irreconocible!
como si allí habitara
en todo este tiempo
una joven civilizada.
A mantener el orden!
me dije encantada
y caí en el suelo
despatarrada.