En la cima que espera mi llegada
la cornisa solitaria que me llama,
donde peguen los rayos del sol por la mañana,
disfruto de soledad y ella me aclama,
¿cuanto tiempo hacia que no te miraba?
bastante que desconocí tu mirada
pero he vuelto a clavar mis dedos en tu cabellera,
y disfruto como ayer los días de luna
la larga conversación de tu conciencia
donde clavaba mis versos en tu sonrisa,
que importa si es hoy o si es mañana
lo que importa es que volví a tu ventana.
.
Soledad anduve huyendo fingiendo amnesia
que deje de buscarte al cambiar mi esencia,
cuanto me hacías falta de visitarte en la montaña
de seguir tus huellas y esa cabellera larga
donde enrede mis fantasías y mi poesía.
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¿Sabias que vendría? ya te divisaba a la lejanía
con los brazos abiertos y tu quimérica sonrisa
y en la caricia que segregan tus manos a mi alma,
la mas tenue brisa que me arrullaba
el murmullo de la vida que detrás de mi pasaba,
en el fulgurante recuerdo de las nubes como hoja
las siluetas dibujaban la marejada que llegaba
de recuerdos que en mi mente se pintaba
la enigmática sonrisa del delirio que calla.
.
¡oh! soledad hoy siento tu aliento recorrer mi cuerpo
me invade la música en ecos del silencio que me llama,
en tus ojos solo veo lo que nunca imaginaba
en lo negro de tu pupila un pedazo de mi cielo,
en la esperanza del azul intenso un mundo nuevo
y seguir acurrucado a tus pies soñando despacio
sin tiempo, lugar o un espacio congelado y estrellado.
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autor: Adolfo Casas C