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Cómo no voy a amarte, corazón mío,
si en cada latido de mi pecho trinan
alborozadas todas las aves de mi
nueva primavera.
Cómo no voy a pisar una alfombra de sueños
si en cada sinfonía distante de tu presencia ignota,
suben por mi cuerpo mariposas libres que ayer
se anidaron en la noche de tus cabellos.
Cómo no voy a arrancar la fruta madura
y prohibida de tu femenina imagen,
si un día me diste la llave escondida
de tu ardiente tesoro de mujer.
Cómo no voy a luchar, esperar y vencer
la carrera del tiempo, si al final de mi camino
sé que me esperan con descubierta ansiedad
tu alma, tu vida, tu corazón y tu todo,
para yo cantar con ángeles y fieras
el himno de gloria de amarte con amor candente,
Anita… mi Anita: mi vida, mi muerte, mi resurrección.