Del estanque poblado de dolencias,
surgiste en mí, trayendo penitencia.
Trepidante revelaste tú existencia,
monstruo febril, vestido de indolencias.
Retrocedí mostrando indiferencia,
pensando que ofreciendo resistencia,
impediría se cumpliera la sentencia.
Más, hábilmente me redujo a la impotencia.
Traté de huir... apelé hasta a su conciencia,
se negó a oír, de súplica o clemencia,
hiriendo así, mi más pura inocencia,
creí morir... se impuso su violencia.
Me quedé allí, paleando la demencia,
oliendo a tí, bregando pestilencia,
cargando en mí, la huella de su herencia.
¿Por qué partir? Si soy tu descendencia.
Al estanque poblado de carencias,
volviste a ir, negando mi existencia,
duele vivir, sufriendo inconsecuencia,
debo seguir, pariendo mis vivencias.