Existe una mujer en esta vida mía,
que hace que me olvide de las noches más frías;
me abriga con su pecho y escucho el palpitar,
que da su corazón cuando me empieza a amar.
Me dice que su cuerpo tan sólo será mío,
y que lo tome todo cuando ella este conmigo;
que no deje ni un poro escapar de mis manos,
y que la bese toda cada vez que nos amamos,
Así comienza el juego fruto de nuestro amor,
buscando las caricias que dan más tentación,
y ella sonriente me invita a que pequemos,
sin dar tiempo al tiempo, porque los dos perdemos.
De su pecho hacía el mío, brota un torrente,
de las pasión más fuerte entre dos que se aman;
por eso con ternura la tomo entre mis brazos,
y desnudo su cuerpo, la llevo hacia la cama.
Bella mujer, más que mujer, mi dama,
que deja que sus senos sean mi almohada;
no permitas que nunca se pierda la fragancia,
del perfume de amor, que aromatiza mi alma.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita