Llegò la hora de las tristezas ocultas,
los recuerdos vuelven de la nada, del olvido,
el tiempo carece de forma y melodìa,
todo da vueltas, el sentido es mentira.
Mis manos cobardes giran en la oscuridad,
siento que floto sobre unas alas negras
de alguna ànima perdida y sin sangre
que busca en mis venas algùn sentimiento.
Yo me transformo suavemente
en un ser de otra dimensiòn
sin horas, sin vida, sin espacio...
Eso respiro, la existencia sin dolor.
Ahora, abro otra botella, sirvo un trago
ya he perdido la cuenta de este mar de licor,
prefiero beber y hablar con los muertos,
ellos me escuchan, a veces responden
la mayorìa de ellos se sientan, sonrìen,
Yo les grito, lloro, me rìo, ellos miran.
Tomo otro trago, brindo por ellos...
Pierdo la nociòn de todo y duermo,
me levanto, miro la botella casi vacìa,
un cigarrillo que nunca fue encendido,
un hogar abandonado, solo, todos se han ido,
menos ellos, están ahì, se ocultan de dìa;
pero esta noche, destaparè otra botella
y al tercer trago, como cada noche
llegaràn y brindarè con ellos hasta la muerte.