Llueve hoy sin gracia alguna,
llueve sin espejismo,
llueve sin nostalgia,
llueve como si las gotas
no existiesen a la caida...
Y sin gracia, ni lluvia,
ni nolstagia de compañia,
mi rutinario corazon
se inclina por los versos
y se da a la causa
de escribir secuestrando
palabras para encantar
a su musa.
Mi corazon es uno,
uno muy diferente al rostro
que lo retiene
y arroja al desvelo,
cotrariado ante
este hombre sin oraciones,
ni bastos talentos,
de este hombre con
bufonada innata,
sapiensa vana
y uno que otro
aire de grandeza.
De este hombre
que de cosas
no sabe mucho
y de mucho habla
en apariencia;
de quel que en
las mañanas vacila
en el nombre de su
lejana dicha.