Ayer me visitó en mi sueño,
Ángel que casi me seducía,
lucía un transparente velo
Que a su belleza resplandecía.
Preguntaron mis ojos
Por eL color de su piel,
¿Será de la concha nácar?
O quizá del color de la tarde
Cuando se esconde el sol.
¿Será quizá que a canela,
Sepa su piel tan morena?,
Esa que no me dejó ver
su tan oscura cabellera.
Seduce su encanto la noche,
Y busco en sus ojos la luz
que cubren sus cejas dos jades
y a sus misteriosas pupilas
¿Serán quizá como la turquesa?
Que duerme en el lecho del rió,
O como el rubí que guarda la selva
Serán dos gotas de cielo, lluvia y paz.
¿Negros y brillantes tal vez?
Como la oscura hora del insomnio
En que de Ébano beso sus labios
Y tallan mis manos su cuerpo de fuego.
Y sueño igual con el rojo de su pelo
Que toma su tinte del sol y de la caoba
Y dora su piel con rayos de luna
Y su aroma a madera me impregna la piel.
Pero al instante mis ojos develan.
Que de su pelo caen espigas doradas
Que roban su brillo al sol
Y blanca entre mis yemas se queda
y su piel que sabe a sal y limón.
No importa el color de sus sedas,
Ni el que este pegado a tu piel.
Me importa que tenga el color
De ese que sabe y se deja querer.
No importa que ratos sea de mal genio
O si a ratos es dulce como suave pera.
O si me empalagan sus besos siquiera
Que tienen mis labios tanta agua fresca
Para sus besos y su sentir comprender.
Si tiene ojos grandes, redondos de tapatía.
O si son rasgados como en las tierras del sur,
Preciosas almendras bajo cejas guardadas
O quizá tan chiquitos como de capulín.
Si le gusta el canto de las cigarras,
O quizá disfrute el de las calandrias,
Que entre vuelen por su jardín,
O un coro de un ciento de ruiseñores.
O de tiernos canarios enamorados
Tal vez gorriones que versan silbidos.
O elegantes cardenales que en serenata
Despierten sus mañanas con alegría.
O los cenzontles tan galantes,
Que cantan de amor sus melodías,
En unas horas de bohemías tardes,
O entre que se esconde la luz del día.
Si al fin no es erudita en las artes,
Tiempo pedir al cielo para mostrarle
Que cantos no solo hay en los campos
Sino en estos versos que quieren cantarle
con de rayos de luna y hablarle de amor.
Letras evocadas por la voz del alma
Que sean dichas cerquita a su oído
que hagan eco en paredes de su corazón
Que muestren que existen otros colores
Que están debajo de nuestra piel.