Caen.
Caen en un pozo negro, profundo y denso.
Caen uno a uno, en fila, como militares bien fomados,
sin preguntarse el por qué de su extraño exterminio.
Caen, como la hojas caducas de los árboles en un amarillento otoño.
Caen sin tino ni camino,
caen en un caos apocalíptico y desordenado,
caen mis pensamientos en un sin retorno abandonado.