Un susurro escapa del silencio
y la chispa enciende la meseta.
La verdad sacude el alma del necio
y hace reír en la muerte al viejo.
La pobreza pretende la sopa y el pan
y amarga el Sol del avaro señorito.
Un susurro enciende la chispa,
hoy arde la meseta en silencio.
Trastornados los pastores huyen
y las ovejas perecen en la ladera.
Aunque la vida se les escapa balan
en su agonía entre flores de fuego.
En la piedra se consume la sangre
como tú, como yo y como tú.
Ayer el mar se alzó para el recuerdo
el escarnio sobre el orgullo del hombre.
Una melancolía de invierno heló
y rompió nuestro corazón cual cristal.
Tu sangre, como la mía tu sangre
gastada en polvo…, entre las piedras.
Tu sangre, como la mía, la nuestra
derramada en vano en la historia.
Tiemblan las marismas y el océano…,
Tiemblan las carnes y las rocas.
Los peces muertos de sed en la ladera
como espantapájaros con escamas.
Pero el viento arrastra una voz,
una voz
una voz
una voz
que en las montañas se alza y muere.