Un ruido de trueno a la noche despierta
e inunda mi sueño de pena y angustia,
la lluvia traspasa la ventana abierta
y miro a la luna su cara más mustia.
Hoy me siento triste cual paloma herida
que arrastra sus alas en busca del nido,
sabe que ha perdido lo que más quería
pero sigue viva y aún no está vencida.
En la almohada se quedan los recuerdos
impregnados con lágrimas amargas,
por el llanto que consume a pasos lerdos
la soledad de aquellas noches tan largas.
Me refugio callada en las sombras
que se ocultan en las madrugadas,
carcomiendo de nostalgia el alma
mientras llegan nuevas alboradas.
El día ha comenzado sereno y en calma,
con el cielo claro y el sol fulgurante,
derritiendo el hielo que anida en el alma
sintiendo que el frío ya está más distante.
María B Núñez