Si pudieras estar aquí conmigo
serias exacta compañía a mis horas.
Nuestras tardes transcurrirían serenamente
envueltas en melodías con sabor a café,
la noche me descubriría versando pasiones,
Mis labios hechos pluma escribirían poesías
en el pergamino de tu pecho con húmedos besos,
locura mía derramada en tu boca sin pena, sin miedo.
Al final dormiríamos el uno en el otro
sueño profundo extendido por nuestros cuerpos
después del amar en la quietud.
Como evidencia solo queda el sudor de los dos
evaporándose en mis sabanas lecho y testigo
de mis avivadas fantasías contigo.
Mientras, tú despiertas allá del otro lado del mundo,
yo te dedico un último pensamiento antes de caer vencida.