Era la noche de un sábado oscuro,
las copas y las botellas danzaban,
los rostros sin nombres tomaban licor,
el humo de cigarrillos impuros
dibujaban las voces que se alzaban
olvidando en las cantinas el amor.
El hombre viejo vestìa de negro,
su mirada fija buscaba la muerte
caminó hacia la barra, tomó un trago
se había cansado de ser el suegro
malditas sombras decidieron la suerte
hoy beberìa del licor amargo.
El hombre joven cantaba a la vida
sus proezas en los peligros y juegos
triunfante en los caminos de mujeres
amante de la esposa y de queridas
no lo detenìan lluvias ni fuegos
para brindar a todas sus placeres
El hombre viejo acariciaba el arma
tomó otro trago para darse valor
caminó hacia la mesa lentamente
llevaría su venganza con calma
De pronto, sonó el disparo...¡què terror!
"¿Què pasa, mugriento viejo demente?"
"¡Matò a ese perro lleno de sarna!"
"¡Desarmen al pobre loco, por favor!"
"¡Antes de que mate a un inocente!"
A los días salió del calabozo
en su mente dormía la hija muerta.
Una celda no aplacaría su ira.
El camino del odio es doloroso,
habrá muchas cantinas, otras puertas,
buscará al joven y vengará a su hija.
Llegará el día soñado y grandioso
cuando la barca con alas abiertas
se lleve al viejo a lugares hermosos.