Acariciar tu pelo, es como tocar el cielo con los pies en el suelo. Inunda la fosa de fondos interminables y cierra con la felicidad.
Tocar tus mejillas es un privilegio, la suavidad de poder tocar, es más fina seda del siglo XV, con una ternura y delicadeza de varios años de perfección.
Ver tus ojos, puerta a lo infinito de los sueños, donde puedo entrar en un cuento de hadas y magos, y tú fueses la más hermosa persona, de esos mundos.
El escuchar tu voz, es la delicadeza de escuchar opera y la potencia de las ordenes de cortesía, donde iluminan los y me sirve como lumbrera para mi camino oscuro.
El oler tu perfume, tu fragancia, demuestra la perfección de que eres un todo, mi todo, el complemento de mis circunstancias.
El probar tus besos, fue lo más impregnarte de ti, es una necesidad para mí el volver a probar los besos, tus besos con sabor a chocolate.