He aquí la menta
en su revolución de activo verde y tallos
de fríos ligamentos. Aquí el ancho
ojo de la naturaleza, posado en la planta
diminuta que nos divierte.
Menta de la saltarina lengua,
silenciosa cristalería amarga, fragancias
rizadas con que la boca se enjuga.
Caramelo y licor, y más helados
y más bombones marchando,
llegando al corazón mojado,
al estómago febril.
He aquí la pomposa silueta
de lo verde abismo, entre lo verde rezagado,
cruzando el cielo con suspiros boquiabiertos
entre lo verde sensual…
Ven, ven menta memorial, disolviéndote
con caricias del alba, con horas gélidas
de muchas gotas, de varias corrientes
disueltas en otras corrientes,
brincando con tu picante genealogía
hacia mi mano ruda.
Horizonte amargo, juramentos
de la libre menta, rueda de sueltas joyas
montaraces. Soplo vertiginoso
en bosque de erectos penachos disgregados.
Todos ven en ti, detenida menta nocturna,
aliento festivo. Yo te descubro bonita
con tu carne vegetal sencilla,
murmurando ruegos a la luna de septiembre
y vistiéndote con inmateriales cintas
virginales.