Mientras pasa el tiempo, y el cuerpo sana,
viaja el alma al encuentro ya deseado;
donde sale a flote el sentido aún aletargado,
por el periodo de la diaria ardua faena,
hoy reclama el ser, la caricia, por ti añorada.
La tormenta destruye todo a su paso, menos,
el sentimiento soñado, la entrega suave,
de los cuerpos emanados, menudo el embrujo,
que la luna deja en el camino apasionado;
de la sutil entrega del cuerpo con ansia soñada.
Tiempo pasado, silencio callado, aliento calado,
hoy con sueño encontrado, vereda amada;
amor lejano, más lleno de fuerza ya reclamada,
hoy presiento los pliegos de tu naturaleza
de los halitos que enervan hoy mi ser sensitivo.