La niebla sigue acunada
en el lecho de mi río,
aunque el sol llena sus aguas
entre la bruma y el frío.
Las barcas se bambolean
con las olas en la orilla.
El río siempre las besa
con sus húmedas caricias.
Una gaviota se mece,
navegando entre las olas.
En su vaivén juega y siente
que ella es la más hermosa.
Así recreo esta tarde,
recreándome en mis sueños.
Mi corazón brinca y late
entre olas de deseos.
(RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS DE AUTOR)