Cuando me dispuse a cruzar los equinoccios
Sobre la cordillera que nos separa
Debajo de su manto blanco,
No distinguí el día de la noche
Y presente mis vetas al viento
Como atisbando tu esencia
A través del vuelo
Dormitaba entre los arbustos
Y bebía del arroyo de las nubes
El néctar de su más fino cosecha
Así fue que traslade mi sueño
Al camino que seguías,
Lo convertí en el,
Y me sostuve sobre tus manos
Impregnadas de mate,
Sufrague en los vértices donde dormías,
Encaje allí las emociones,
En ese lugar donde son presas mis sentidos,
En el preciso instante en que perdí la vertical,
En un ancho del corazón
Donde son entregados los sentimientos
Perfectamente pululados entre el carmesí de sus labios.
Allí todo empezó
Fugaz y lejano como si fueran años luz
Del terreno que vive mi mortalidad humana
Hasta la mas cercana de las estrellas.
Se difuminaban las adyacencias
Y se desprendían los caminos,
Se incrementaban los corazones,
Se ausentaban los miedos,
Se saturaban los quejidos del cansancio
Y entre cada zancada se hacía mas abierto el espacio,
Crecía el frio surcando medio continente,
Crece el frio de tu distancia..