Lo que importa no es la primavera,
sino las ganas que tiene uno de florecer.
Florecer, renacer
agradecerle el día a la vida
con mucha alegria.
Y cada minuto sentir el amor
el que damos y recivimos.
Porque a la vida no le importa
si tenemos muchas o pocas primaveras,
joven o vieja sea la flor
cuando llega la sequia se marchita.
Por eso hay que florecer,
renacer día a día
y festejar con amor
lo lindo de la vida.