Musa eterna y conectada
entre los gajos del alma;
fresco verdor de la palma,
tributo a cada mirada.
En la calle desandada
parece el verso latir.
Hay como un viejo sentir
de rimas y consonantes,
un rumor en los estantes;
otra forma de existir.
Tus muertos van en los vivos
impelidos por la inercia
de una antigua controversia;
en los timbres expansivos.
Vuelven siempre creativos,
reiterados en los laudes.
Y en un eco de virtudes
vuela oral cada poema
para que le nazca un tema
de amor a sus latitudes.