En los cascos de la noche
voy buscando a escondidas,
presidiario de tus días
en la triste melancolía,
la que lleva las riendas
cabalgando mil llagas mías
y en cada una de ellas
la conciencia que me agita,
en un mundo profano
casi extraño que me abriga.
.
¡ Obscuridad ! que tenues son tus ojos,
que blancos son tus labios
y la caricia helada de tus manos,
negra noche en mi espera
durmiendo de día despierto en tu sombra.
.
En la perpetua ceguera que grita,
disipa la niebla que esconde la consciencia,
en el camino manco sin prado ni llano
languidece en penumbra la marea,
entre oleaje dorado como agujas
estampado en el suelo el recuerdo,
cicatrices discontinuas en el roble
cercenados tiempos retraídos en la noche
¡ y yo que dormía en la penumbra clandestina !
donde moraban mil almas confundidas
y pensar que entre sus corrientes navegaba.
.
Noche insípida, solo de olores tienes,
abarcas sin derroche mi conciencia,
entre tu campo de estrellas y galaxias
se pierde el hilo de mortal que viaja,
entre astrales pensamientos desdoblados
como fugaces alas de cristal e incienso,
camuflajeado en tu negro velo
parto al cielo que pinta mi desvelo,
negra mas que ninguna obscuridad
siempre serás mi cama y mi luna.
.
autor: Adolfo Casas C