Habiendo conquistado
hasta tu delicada hermosura,
proseguí esa captura
que conseguí en aquel oscuro cuarto.
Al deslizar tu piel alisada
sobre la sedosa sabana,
sintiosé en el interior de mis manos
la pura desnudez eclipsada.
Aceleradas caricias,
se entregaron a la alocada aventura,
aceptando imprudencias ahora permitidas.
Esclavos uno del otro
celebramos nuestro propósito,
cubriéndonos con la sedosa sabana,
hasta que el sueño, nos acometiera.