Cansado de dormir bajo la tierra
quiso el cachorro de conejo
correr por toda la pradera
alumbrado por el sol y sus reflejos.
Muy precavida la mamá coneja
le dio al cachorro su sentencia:
Irás a jugar después que llueva,
porque son peligrosas las tormentas.
Y en conejito ansioso, hizo espera
aguardando impaciente con tristeza
que aquella nube pasajera
mojara con sus gotas la maleza.
Y por más que espero que lloviera
la lluvia nunca llegó a caer,
pero el mal tiempo impidió que saliera
porque él tenía que obedecer.
Oh conejito, que bella experiencia
esta que hoy nos has dejado
mostraste respeto y obediencia
y nunca te vimos contrariado.
Cuantos hijos hay en esta vida
ingratos y muy desobedientes
que muestran completa indisciplina
ante el consejo de padres y parientes.
AUTOR: Alejandro J. Diaz Valero
Derechos de Propiedad Intelectual Registrados
Bajo el Número 1304114932264
Maracaibo, Venezuela