La alegría es la alquimia que eleva el espíritu,
lo vivifica y lo ennoblece dándole un valor supremo;
la luz de la vida se convierte en oro
si obramos con fe y la esperanza
en el mismo mundo en que vivimos.
La buena conciencia del espíritu
depende de un interior de elevada consagración.
Gozo y afecto engrandecen el alma
la llenan de un sentir compasivo
que ve en el mundo la ilusión
de un lugar de paz y bienestar.
La jovialidad de espíritu transmite
un sentido de alabanza
para la existencia y el regocijo interior.
La alegría será perpetua si en la vida
dejamos una impronta de buen vivir.
Trascender es justamente ir más allá
salir de la inmanencia del espíritu
y remontarnos a los tiempos
a través de los actos de nuestra vida,
perpetuarnos para darle sentido cabal a la existencia
y a partir de allí intentar transformar la humanidad.
SÓCRATES SOFRONISCO
16/2/11
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