Quiero oír como fluyen
los acordes de un piano
que cuenta el transcurrir de los minutos
contemplar la noche y el silencio
que mi respiración sane
y mis ojos no se mareen a menudo
que los círculos que visualizo
encierren el pasado y se alejen
desatar los nudos de mi garganta áspera
que precisa de agua sin descanso
un río, bebería un río
si mi cuerpo me lo permitiera
desearía no temer
y sobre todo a los mundos que me habitan
apartaría de mi el horror de verme
paralizada
sin novedad
sin gusto
y desearía exclamar
que mi fe ha sido contaminada
y no tengo valor
el miedo que embiste
me disuelve en el aire
y así
he pasado un tiempo extenso
sin voz en vigilia y aterrada
y es posible que no atendiera
a mis estados crecientes
pasarían, caducarían, prescribirían
como los malos recuerdos
y las metáforas frustradas
sin embargo
la madrugada perece
y las almohadas cobran vida
el trabajo de los relojes
es omnipresente
y se dispersa en mi alma
como un germen
que me adormece
que dice basta
y me convoca al despertar.